i got a job

estoy trabajando, soy la hija del dueño. eso tiene muchos beneficios, por ejemplo la flexibilidad horaria. mi trabajo consiste en atender un kiosko y lo encuentro divertido. es raro estar "del otro lado" en la relación cliente-comerciante, cliente-kioskero. siempre fui cliente y ahora soy kioskera, ja. siempre le pido monedas a sergio, el kioskero de la esquina de mi casa, y ahora yo tengo el poder de las monedas y decido a quién le doy y a quién no. pero la máxima de los kioskeros es sin lugar a dudas: pide monedas aún cuando tengas abundantes. SIEMPRE hay que pedirles moneditas a los comsumidores, no importa cuántas, ni cuáles, tener más monedas es tener más poder. porque todos sabemos que hay déficit monetario, que hay mafias colectiveras y que el Banco Central no emite metal, sino papel (ya voy a ahondar en el tema porque posta que lo hablo todos los días más o menos). y si de monedas hablamos, les cuento que antes de ayer tuve una "delicada tarea" encomendada por papá: me dio una bolsa con $100 en monedas de 10 centavos y tuve que hacer piloncitos de $1 y envolverlos con cinta scotch. arduo, muy arduo. la recompesa mental vino cuando algunos/as clientes me ponían mala cara, me trataban mal o simplemente no me agradaban, y yo en lugar de darles monedas como la gente de un peso, les daba uno de los piloncitos. no sé, a mí me hubiese molestado, espero que a ellos también. y si es posible que se les hayan perdido, ja, qué mala me siento ooo. la recompensa real vendrá con el sueldo, algún día. me siento un poco más adulta que antes. y con esto inauguro la etiqueta llamada kiosko porque sé que tengo mucho jugo por exprimirle al trabajito.