Estábamos hablando de la imaginación, mis amigas y yo. A veces charlamos sobre cosas por el estilo. Hablábamos de las imágenes que uno evoca, por ejemplo, al recordar.
Lila, con las piernas abiertas como una niña, con su tamaño de niña, nos dijo desde el suelo: yo no veo imágenes. ¿Cómo que no? ¿Si decís "una cebra corriendo por el prado" no podés visualizar una cebra corriendo por un prado? Respondió que no. Le preguntamos entonces cómo recordaba, qué le pasaba si tenía que relatar el día de ayer. Siguió insistiendo en que recordaba pero no con imágenes.
A mi todo esto me pareció imposible, a lo sumo puedo concluir que hay una parte no ejercitada de la imaginación. Porque si hay algo que aprendí en estos años, es que la imaginación es un músculo que podemos engrandecer.