28.3.10

delicadeza

cuando me pinto las uñas, como nunca sé con certeza cuándo está seco el esmalte, uso mis manos como una tarada, apenitas con las yemas de los dedos, cosa de no tocar nada con el esmalte fresco, un largo rato después. y de repente me muero de risa cuando intento agarrar las almohadas con esos ademanes de señorita amanerada tan poco usuales en mí. aunque ahora con este color fucsia coronando mis manos creo que me recibí de minita

no, no, me faltan un montón de materias. pero hoy también le agregué pintura a las de los pies. y pensé a quién se le ocurrió que era lindo pintarse las uñas de colores. siempre estoy pensando
en los inventores de las cosas.

1 comentario:

perez dijo...

Tener las uñas de los pies pintadas es todo.

Seguro que se le ocurrió a los antiguos egipcios, que ya se delineaban los ojos.