23.11.09

Ronda, por la vereda

Ronda camina sin rumbo fijo, decidiendo a cada paso. espera las señales que oportunamente se le cruzan y las sigue como pálpitos. esta mañana se la vio andando detrás de un antifaz todo hecho de jacarandá. los árboles citadinos le prestan sus penurias para transformarlas en orquestas: es que ella tiene esa habilidad, y ya no es más secreta. cada cantero en su camino le habla, le suplica que le confeccione una pequeña orquesta a su medida, y ella las regala sin pedir mucho a cambio... nada más que un poco de sombra para descansar. entonces Ronda se queda dormida por unos minutos, segura de que su sueño le traerá flores de colores para hacerse un nuevo vestido, el que tiene ya le queda chico, le recuerda tiempos más dulces pero más oscuros. esa dulce oscuridad envolvente que de vez en cuando vuelve a atravesarla opacando un poco sus días. cuando despierta, y una vez que convirtió las penas del árbol que la acobijó en feliz cantata, sigue caminando, tratando de no volver a pisar sus huellas, tratando de no volver atrás. pero es difícil recordar cada baldosa pisada, y a veces, solo a veces, Ronda se equivoca.

1 comentario:

gonzalo heredia dijo...

me gusta como escribis , te dejo un contacto , gonzaloheredia@hotmail.com