un gato negro sale de un agujero en la pared para sentarse en la vereda al sol y lamerse las axilas de gato negro que tiene. me clava los ojos, fijos y filosos en mis ojos, cansados y un tanto ciegos pero lo veo, perfectamente te veo gato gatito de la mala leche no te me crucés en el camino, quedate ahí mirando nomás. me mira y me olfatea a lo lejos, por ese sentido superdesarrollado que tienen los animales o superatrofiado que tenemos los humanos. me olfatea y lo sé: es por los peces. estos pececitos de colores (la mayoría son naranjas o dorados) que hay adentro mío. flotan y nadan a través de mis venas llenas de agua. son energía los pececitos y yo haciendo fuerza con la mente creí que podía hacer que salieran por mis dedos, pero me parece que no me dio resultado porque ni yo me creía que salían a nadar el aire ni él los sentía caer hacia su mano debajo de la mía. mis peces son los que llaman a la nariz del gato, al apetito del gato muerto de hambre que salió de un agujero. y quizás me quiera comer o tal vez no entienda qué significa esta humana con peces adentro, como si fuera una gran pecera transportable, una gran masa de agua cercada por la piel y cercada por los pensamientos sobre el gato, sobre los peces, sobre por qué estos peces no obedecen mis impulsos de salida, por qué peces adentro y no peces afuera, peces fluorescentes trasluciendo sus escamas por mis brazos que casi casi puedo verlos.
31.3.09
les poissons rouges
un gato negro sale de un agujero en la pared para sentarse en la vereda al sol y lamerse las axilas de gato negro que tiene. me clava los ojos, fijos y filosos en mis ojos, cansados y un tanto ciegos pero lo veo, perfectamente te veo gato gatito de la mala leche no te me crucés en el camino, quedate ahí mirando nomás. me mira y me olfatea a lo lejos, por ese sentido superdesarrollado que tienen los animales o superatrofiado que tenemos los humanos. me olfatea y lo sé: es por los peces. estos pececitos de colores (la mayoría son naranjas o dorados) que hay adentro mío. flotan y nadan a través de mis venas llenas de agua. son energía los pececitos y yo haciendo fuerza con la mente creí que podía hacer que salieran por mis dedos, pero me parece que no me dio resultado porque ni yo me creía que salían a nadar el aire ni él los sentía caer hacia su mano debajo de la mía. mis peces son los que llaman a la nariz del gato, al apetito del gato muerto de hambre que salió de un agujero. y quizás me quiera comer o tal vez no entienda qué significa esta humana con peces adentro, como si fuera una gran pecera transportable, una gran masa de agua cercada por la piel y cercada por los pensamientos sobre el gato, sobre los peces, sobre por qué estos peces no obedecen mis impulsos de salida, por qué peces adentro y no peces afuera, peces fluorescentes trasluciendo sus escamas por mis brazos que casi casi puedo verlos.
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2 comentarios:
Cuantas veces somos sòlo unos pececitos viendo còmo el gato se lima los dientes del otro lado del mostrador.
Saluditos.
Te extrañaba Amanda, y extrañaba tus textos cada vez más fluorescentes.
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